El agua es la sustancia que más abunda en la Tierra. Es también un elemento fundamental en la gastronomía, pues evita que los alimentos se quemen, los hidrata y facilita un cocinado homogéneo. A menudo los alimentos sueltan jugos y sales minerales al cocinarse, y el agua permite concentrar esos jugos en caldos que sirven para rehidratar otros alimentos, como por ejemplo el arroz de una paella. Así, al hacer sopas de un plato especialmente jugoso o beber el caldo no hacemos sino recoger las sales minerales, proteínas y otros compuestos orgánicos disueltos en el agua.